JESÚS GARCÍA FERNÁNDEZ (Valladolid, 1928 – 2006), cursó la licenciatura de Filosofía y Letras (Sección de Historia) en la Universidad Complutense de Madrid, donde concluyó dichos estudios en 1950. Ese mismo año ingresó, como becario, en el Instituto “Juan Sebastián Elcano” del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y allí continuó su formación bajo la tutela del profesor Manuel de Terán, de quien, tras ser alumno, se convertiría en discípulo altamente caracterizado. Su director de tesis doctoral fue don Amando G. Melón y Ruiz de Gordejuela, a la sazón director del Instituto “Juan Sebastián Elcano”; gracias a su merecido apoyo, obtuvo García Fernández una beca para ampliación de estudios en la Universidad de Burdeos.
Ayudante y profesor adjunto en la Universidad de Madrid, ganó, en 1958, la cátedra de Geografía de la Universidad de Valladolid; su incorporación a dicho puesto supuso, de inmediato, una vigorosa reactivación de las enseñanzas e investigaciones geográficas en el departamento correspondiente. La inteligente labor desarrollada se tradujo, junto a otros logros, en la creación de una escuela científica calificada por su rigor y alto nivel de exigencia intelectual. Pronto la investigación y docencia geográfica en la Universidad de Valladolid gozaron, merced a la excepcional valía y singular entrega del profesor García Fernández, del mayor prestigio interior e internacional, al extremo de transformarse aquélla en un punto de referencia básico del quehacer geográfico en España.
Desde 1983 el profesor García Fernández prestó una valiosísima colaboración al Instituto Universitario de Geografía de la Universidad de Alicante en la organización de seminarios, ciclos de conferencias y, sobre todo, trabajos de campo sobre la morfología del entorno montañoso de Alicante, seguidos asidua y fructíferamente por profesores, postgraduados y alumnos de la especialidad de Geografía. En 1996 la Universidad de Alicante supo reconocerle invistiéndole Doctor Honoris Causa. En 1998, al jubilarse de su cátedra, fue nombrado profesor emérito de su Universidad de Valladolid.
El profesor García Fernández ha sido una figura fundamental de la Geografía española de los últimos sesenta años. Maestro de varias generaciones de geógrafos desde su cátedra de la Universidad de Valladolid, Jesús García Fernández nos ha dejado el rico legado de una obra cuajada de contribuciones decisivas a muy diversas áreas del saber geográfico. Escribió sobre el clima, la actividad agraria, la España Atlántica, el paisaje y el relieve, al que entregó gran parte de su tiempo y esfuerzos. Precisamente es al relieve, a la geomorfología estructural, al que está dedicado su última obra completa. Sus publicaciones evidencian la amplitud y profundidad de sus conocimientos; ocho libros señeros y más de cien artículos conceden a su obra un sólido y eminente sitio en la historia de la Geografía española, a la que ha hecho en sus diversas ramas una contribución de primer orden. Consolidó las bases de la moderna geografía urbana en nuestro país con su libro dedicado al ‘Crecimiento y la estructura urbana de Valladolid’ (1974). Sintetizó sus conocimientos en una radiografía inigualable de la Castilla de finales de la década de los setenta en su libro ‘Desarrollo y atonía en Castilla’ (1981).
Trabajador infatigable hasta el final de su vida, D. Jesús no escatimó tampoco esfuerzos para la consolidación y difusión del saber geográfico. Fue de hecho uno de los promotores y el primer presidente de nuestra Asociación Española de Geografía.
Pero si la labor intelectual de «don Jesús» ha sido decisiva, no lo ha sido menos su labor docente. Formó y modeló a generaciones de profesores de geografía. Terminadas las clases, a principios de julio comenzaba el curso de trabajo de campo. Los alumnos acudían por invitación, generalmente entre los que habían aprobado su asignatura, pero también asistían otros de fuera, de universidades lejanas, atraídos por las posibilidades de aprender algo difícil de conocer sin un maestro, el método de trabajo geográfico: a ver el paisaje con ojos de geógrafo, a descomponer el medio natural y el medio humano, a apreciar las fuerzas de la historia y de las actividades económicas. Se enseñaba asimismo a conjugar estas enseñanzas prácticas con el conocimiento erudito de la realidad, extraído de los libros y de la documentación histórica y actual, a la que el Profesor García Fernández dedicaba tantas horas.